¿Por qué la pluma no cae al mismo tiempo que el martillo? / ¿es por la gravedad de las palabras con la que me miras?

     Garantizar que las niñas refugiadas tengan acceso a una educación es crucial para su empoderamiento y para la prosperidad futura de sus familias y de sus comunidades. Si todas las niñas refugiadas pueden recibir una educación, sus familias y sus comunidades tienen más posibilidades de mejorar su situación económica y social. Cuanto mayor sea el nivel educativo que consigan alcanzar, mayores podrían ser estos beneficios.

Niñas y niños malienses refugiados llaman la atención de su profesor en una de las seis escuelas primarias del campamento de refugiados de Mbera (Mauritania). © ACNUR/Helena Pes

    La educación es también una herramienta de protección. Reduce la vulnerabilidad de las niñas ante casos de explotación, violencia sexual y de género, embarazo en la adolescencia y matrimonio infantil. De acuerdo con la UNESCO, si todas las niñas terminaran la escuela primaria, el matrimonio infantil se reduciría en un 14%. Si todas ellas finalizaran la educación secundaria, la cifra se desplomaría un 64%. La educación es especialmente importante para mujeres y niñas refugiadas que enfrentan los mayores riesgos que supone el desplazamiento forzado.

    Investigaciones de la UNESCO muestran que las madres con una educación tienen más posibilidades de enviar a sus hijos e hijas a la escuela, y más posibilidades de darles apoyo para que alcancen la educación secundaria y terciaria. Cuanto más avanzan las niñas en su escolarización, más desarrollan sus dotes de liderazgo, empresariales y de autosuficiencia, las cuales constituyen cualidades personales que contribuirán a que sus comunidades triunfen en su esfuerzo por adaptarse a los países de acogida o en la reconstrucción de sus hogares.
    Además, las investigaciones de la UNESCO también muestran que un año más en la escuela puede suponer un incremento de un 20% en las ganancias de una mujer. Estos beneficios repercuten en todos; en los países en los que la educación es igual para ambos sexos, los ingresos per cápita se disparan el 23%. El tiempo que una niña refugiada pase en el exilio debe verse como una oportunidad de desarrollo y formación para ella.

¿Cuáles son los obstáculos?

    Las niñas refugiadas suelen encontrarse en mayor desventaja por causa del “costo de oportunidad”: pérdidas de ingresos y de tareas domésticas.[9] Ir a buscar agua o combustible, cuidar de sus hermanos pequeños o de parientes mayores, encargarse del hogar… son tareas que recaen principalmente sobre las niñas, al tiempo que casar a una hija suele librar a la familia de un “gasto”.

Niñas refugiadas burundesas recogen leña bajo la lluvia cerca del campamento de refugiados de Nduta (Tanzania). © ACNUR/Sebastian Rich

Un grupo de niñas refugiadas nigerianas en la escuela en el campamento de refugiados de Minawao (Camerún). © ACNUR/Alexis Huguet.



La escuela le da a las niñas sirias una oportunidad de florecer (Annie Sakkab, producción/cámara/edición).


7 maneras

 de ayudar a las niñas refugiadas a ir a la escuela:


1. Las escuelas deben hacer un lugar para las niñas.

2. Ninguna niña debería faltar a clase porque el trayecto hasta la escuela sea demasiado largo o peligroso.

3. Las escuelas se tienen que adaptar a las necesidades de las niñas.

4. En las escuelas no puede haber lugar para la intimidación, el acoso o la violencia por razón de género.

5. Las familias refugiadas necesitan motivación e incentivos para mantener a sus hijas en la escuela.

6. Alumnas y alumnos refugiadas necesitan más profesoras.

7. Con un poco de ayuda, las niñas pueden ponerse al día y avanzar.


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